A JUANITO LE HAN ECHADO DE CASA

 (Art º 114, causa 9ª de la Ley de Arrendamientos Urbanos)

 ¿Recuerdas aquella ermita tan airosa y tan bonita

que en el puente se encontraba y que del patrón Juanito

era su alegre morada?

  ¡Claro que sí! La recuerdo con sus piedras de granito

y un amplio banco delante descanso del viejecito.

  De verdad que era bonito el venerable aposento

del buen patrono Juanito.

  Mas llegó la Ley un día y aunque yo palabra no hallo

dictose una providencia que a pesar de la inclemencia,

puso a Juanito en la calle.

  ¡Vaya pago que te han dado amigo Juan! Buen amigo

que te encuentras desahuciado

 ¡Ay que ver cómo te encuentras! lo mismo que si debieras

cinco o seis años de renta…

  Y no es eso lo peor de cuanto aquí ha sucedido;

peor es lo decidido como horrible solución.

¡Feroz la imaginación de aquel que la concibiera!

 Se estremece el cuerpo entero; al Santo,

se le destina como hogar, ¡El matadero!

 Mas tamaña atrocidad no encuentra apoyo en la Ley

pues no es justo, ni permito, que al buenazo de Juanito

se le busque convivencia con cordero, cerdo o buey.

El vecindario debiera en tropel, sin distinguir el linaje

procurar para Juanito en su casa, el hospedaje.

 Pero…¡Ya…ya! El hospedaje!

Aunque nadie lo diría es lo cierto que a Juanito,

no lo acoge…ni su tía.

  Lo que aquí digo, es verdad y aunque sea verdad dura,

según noticias que tengo no lo ha querido ni el cura…

  Pero siempre hay almas pías y es justicia que se sepa:

Habitación con cocina, a Juan le ha dado la Pepa.

  Buena acción la de la Pepa, esta acción que yo comento;

mas si cobijo le diste… ¡Pepa…no le des tormento!

                           Gonzalo Carrillo

 Mi padre, Santiago Viniegra, telegrafista de Nájera, siempre en tono cariñoso, llamaba Juanito a San Juan de Ortega. A mi tío Gonzalo le hacían mucha gracia estas cosas de mi padre y las incorporaba a esos escritos que nos preparaba a la familia en los cumpleaños y otras fiestas que celebrábamos en casa de mis abuelos.

Me ha parecido oportuno rescatar este poema y enviarlo al Centro para que todos lo puedan disfrutar. Un saludo

                           Mercedes Viniegra Royo

CARTA DE UNA NONAGENARIA

Diciembre 2016

Tener 90 años y muchos picos es como una bendición. Pero que además pertenezcas al Centro de Personas Mayores de Nájera, más aún. Porque, con todo el cariño que ellos saben dar, y lo dan, han volcado en mí todo su amor. En mí y en otras “parvulitas”. Un homenaje en el Centro muy emotivo y en nuestra página Web un buen artículo. ¡Qué más podemos pedir!.

Rita, la enorme Rita, que tanto cariño pone en todo lo que hace, nos organizó un día entrañable, familiar, contando con otra joya, Maribel, que hizo las presentaciones como ella sabe hacerlas y nuestro gran cantante Antonio, que nos emocionó con su recital de boleros. Y como remate Beatriz, Ángel, Rosario, Tere y Alicia, que en la página Web del Centro, han hecho que me sienta, no solo importante, sino FELIZ.

Os quiero. Gracias amigos!

Todo cambia; nada es para siempre; pero curiosamente cuanto más difícil se hace encontrar repetido a lo largo del tiempo un comportamiento social que vaya asociado al entretenimiento (las formas de divertirse cambian a medida de las sociedades evolucionan), más asombra descubrir como hay “algunos” que perduran por uno u otro motivo: porque lo hice, porque lo hago, o quien sabe… quizá sea el aire del Najerilla que dota a los habitantes del pueblo de una sensibilidad hacia el teatro especial.

 Y lo cierto es que el teatro en Nájera a lo largo del tiempo ha mudado, se ha adaptado, pero nunca ha dejado de estar.

Los primeros datos encontrados de representaciones de aficionados se remontan al año 1933, en el que un grupo conocido como “C.D. Náxara” ya hacía las delicias de los vecinos de la comarca. Se vuelve a encontrar otra noticia en el año 1943, en la que se señala al grupo “Educación y Descanso” como el aglutinador de las vocaciones artísticas y solidarias de los najerinos, que realizan las representaciones con el fin de recaudar dinero para el Santo Hospital del Refugio.

Como se puede apreciar en las distintas reseñas de prensa, durante este periodo es difícil encontrar vocaciones masculinas, siendo las féminas las encargadas de representar, convenientemente caracterizadas los papeles más varoniles.

Pero es en los años 50 cuando, en una España más tranquila socialmente pero sin grandes recursos tras las diferentes revueltas nacionales y mundiales, el teatro en Nájera aparece como un elemento más de la vida pública de la ciudad.

La compañía adquiere el nombre que se mantendrá hasta finales de los años 60 “Cuadro de Aficionados de Nájera”, y destacan ya distintas  figuras como la del director, con grandes protagonistas  (Gonzalo Carillo, Luis Peña, Luis Royo, José Luis Sáenz de Lerena)y sus ayudantes, aparece la escenografía, patrocinada por distintos mueblistas de la ciudad, y aparece una implicación solidaria clara de la población que con sus actuaciones recauda fondos para distintas instituciones del municipio o incluso para ayudar a los “mozos” que en la quinta correspondiente deben acudir al Servicio Militar.

El teatro se convierte en el motor cultural de la localidad; es el aliciente social que aglutina a la juventud en el escenario y a la madurez en las butacas, que fusiona ideologías y clases sociales, que permite a todos participar de la misma y que sin distinciones traslada a sus protagonistas a un mundo alejado de la compleja realidad social.

Y se encienden las luces representándose sobre el escenario del Cine Doga varias obras que ya se habían convertido en grandes éxitos en la capital: “Familia honorable no encuentra piso”, “Nosotros, ellas y el duende”, “La plancha de la Marquesa”, “La cigüeña dijo sí”, “Tan perfecto no te quiero”, y un sinfín de títulos que seguro descubriríamos al preguntar a los habitantes de Nájera con una cierta edad.

Y todas las actuaciones contaban con un gran “Fin de Fiesta”, que llegó a ser presentado por grandes locutores de Radio Rioja, incluso por paisana Pilar Ibáñez, en el que la Rondalla Najerina y algún cantante local hacían las delicias de una audiencia dispuesta al disfrute de las virtudes artísticas de sus vecinos; José Luis Palacios, Carmen Hervías, Benedicto Morgón…, tantos otros, constantes protagonistas de la actividad cultural de la localidad Familias enteras, como la mía, “artistas por unos días”, gentes ansiosas de abandonar la monotonía diaria de una pequeña población de provincias para convertirse en la esencia de modernidad y el desarrollo, para vivir la actividad más llena de sensaciones en la que podían pensar, la actividad que les llenaba de temores en el estreno, tensiones durante la representación, y para bienes y aplausos tras la misma.

Una actividad que llenaba de gozo al actor y permitía al espectador viajar a otros escenarios, recorre las páginas de tantos y tantos libros sin necesidad de una lectura que para muchos era ardua, y experimentar, a “pequeña escala” la grandeza de las representaciones de la gran ciudad y las aventuras escenográficas no cesan., y en los años 70 parecen las Representaciones Históricas Najerenses, un conjunto de cuadros escenográficos que, con sus altibajos, se han mantenido hasta la actualidad, constituyendo un icono cultural en los veranos de nuestra localidad,

Pero algo debe  haber; algo se respira en el aire que agita  la necesidad de expresión pública de manera sea cual sea  la edad siempre hay alguien bajo la tenue luz del foco subido a un escenario en Nájera; solo cambia el nombre y la edad , pero se repite la ilusión  si son jóvenes se dedican al musical y se llaman “Bambalina” representando una o dos obras al año, si son de mediana edad se llaman “Ambigú” tendiendo a la comedia, pues que mejor que hacer reír a sus paisanos en tiempos tan difíciles , llenando repetidamente el patio de butacas en sus varios días de representación anual con espectadores de toda la cuenca.

Y si son ya maduros, mozos y mozas en los teatros de los 60, son el grupo del  Hogar de Personas Mayores “ Atardecer “  que vuelven a brillar de nuevo con la experiencia y la tranquilidad que la madurez aporta.

El telón está levantado. El telón nunca se ha bajado.

Y afirmo sin temor a equivocarme  que el telón NUNCA SE BAJARA.