A CASA DE LOS ABUELOS NOS VAMOS

La noche caía lentamente, mire al cielo desde la ventana, unas nubes negras cubrían el horizonte anunciando una tormenta, esa noche me esperaba de vigilia no podría dormir. y mi marido fuera de casa  estaba de viaje, un gran trueno retumbó, el miedo se apodero de mi, me refugie en un rincón de la habitación, el pánico no me dejaba moverme, recordando que de pequeña me abrazaba a mi abuela mientras ella me contaba historias hasta que la tormenta pasaba.

 

Pero estaba en casa con mis hijos y no quería que me vieran asustada, tenia que hacerme la valiente.

 

Me encogí en un rincón, recordé cuando de muy pequeña  una tormenta rompió una rama de la noguera que teníamos en el huerto, con tan mala suerte que la perrita que dormía en esos momentos le dio en su pata y desde entonces se nos quedo coja, la pobre ya apenas me podía acompañar a la escuela, cosa que siempre había hecho.

 

La noche fue muy larga, la tormenta ruidosa, relámpagos, aire, no pude dormir, por la mañana el sol resplandecía era un día de Julio

muy caluroso. Salí al exterior me dirigí hacía la huerta, los destrozos ya se veían por las calles, tejas rotas, cristales por el suelo, y en la huerta tomates por el suelo, caparrones tumbados, tendríamos que levantarlos si  queríamos tener algo de cosecha, pero seria muy  mermada, un verdadero desastre, mis sueños una vez mas por los suelos, otra vez sin vacaciones.

 

Me dirigí a casa abatida, por el camino me encontré con mi amiga Pilar.

 

-María que mala cara traes,-comentó- te pasa algo ¿has dormido mal?, tienes unas ojeras...

 

-No pude pegar ojo en toda la noche por el miedo que tengo a las tormentas, y esta ha sido muy ruidosa, con muchos truenos.

 

-Pero hoy el día es precioso, brilla con fuerza el sol.

 

-Según me he levantado me he marchado a la huerta, el trabajo del año (y las ilusiones) se esfumaron, yo esperaba que podría llevar por fin a mis hijos a la playa, para que se bañaran por primera vez en el mar, se tendrán que conformar con ir a Nájera con mis padres, y bañarse en el río najerilla.

 

-Recuerdas cuando fuimos de excursión con el colegio, nos llevaron a la playa de San Sebastián, que impresión al ver el mar.

 

-No queríamos meternos aquello parecía tan grande.

 

-Y los domingos que pasamos sin salir para poder pagarnos el viaje.

 

-Ahora es todo distinto los padres somos los que pagamos los caprichos, pero en este año no están para gastos extras, en mi caso no puedo.

 

Llego el día y para allí nos fuimos, es una bonita ciudad de la Rioja en la que se encuentra el Monasterio de Santa Maria la Real, llamado el Escorial de la Rioja, por ser panteón de Reyes, en el están enterrados, Don García (el cual fue el  fundador de la ciudad), Doña Blanca de Navarra, etc.

 

La ciudad, la divide un rió: al lado de las montañas la parte vieja, tiene tres puentes, y una pasarela, son famosas las truchas que en el se pueden pescar. Y en la margen derecha se agranda la ciudad poco a poco.

 

Llegamos y ya nos estaban esperando, tardamos en llegar pues el coche se pinchó y tuvimos que cambiar la rueda.

 

-Hijos, creíamos que hoy no vendríais, habéis tardado tanto

 

-Abuelo, ¿cuándo iremos a pescar, tendrás las cañas preparadas?

 

-Cuando quieras, mañana mismo vamos a por la cena, si tenemos suerte y se dejan coger, por la noche cenaremos en la bodega, que las frían con jamón o las pongan en salsa verde que también están ricas.

 

-María tú nos puedes acompañar, que siempre te gustaba pescar. Pedro si quiere, también.

 

-No, él se va con la chiquilla y la abuela a coger cerezas, al paso que llevan los pájaros lo mismo ni las probamos. Yo prepararé unos bocadillos que el rió da hambre, haré una tortilla de patatas y le pondré unas tiras de pimientos asados en el pan.

 

Al día siguiente nos tocó madrugar, preparamos todo y nos fuimos ribera abajo cruzando alguna chopera, las ranas no paraban de croar, entonces el abuelo nos dijo, ¿qué tal si cojemos unas cuantas ranas para la merienda? Dicho y hecho, todos a por ellas. Conforme las cazábamos las metíamos en un saco, la sorpresa llego al final, el saco tenia un agujero y como las metíamos ellas (mas listas que nosotros) se escapaban, nos quedamos sin comer el exquisito manjar.

 

Nos marchamos para casa comentando por el camino la faena de las ranas y riéndonos de ello.

 

-Raúl cuando seas mayor, esta anécdota se la contaras a tus hijos, y les dirás como tu abuelo te enseñó a pescar (y también a despescar) acuérdate en la canana llevamos unas cuantas truchas, la mayor es la tuya por lo menos pesará cerca de dos kilos, es una buena pieza.

 

Por la noche cenamos en la bodega, una ensalada fresquita, chuletas asadas al sarmiento, seguidas por las truchas con jamón.

 

Y así se nos paso el verano, yo ayudando a mi madre con la conserva, Raúl y Mari con sus amigos unos días de piscina, otros de monte, o bien jugando, mi marido haciendo con los amigos la ruta del colesterol, que consiste en dar paseos recorriendo los puentes, (unos seis kilómetros al día) para acabar con unos vasitos del buen vino de la tierra.

 

La abuela nos contaba las cosas que de jóvenes hacían, costumbres de ir a las fiestas de los pueblos cercanos, siempre andando a la vuelta comían (o mejor dicho mangaban) manzanas, cerezas… de las huertas del camino a derecha e izquierda, La Rioja es rica en frutas y verdura,

Y en aquellos años (de escasez) todo lo que te llevabas a la boca era gloria.

 

Nos solía decir lo distinto de su niñez a la nuestra, ella con doce años se tubo que poner a servir (criada se decía) para ayudar a la casa de sus padres porque eran tiempos difíciles, ahora todo se os da hecho, por eso lo tenéis que aprovechar, estudiar y haceros personas, para que encontréis un buen trabajo.

 

El verano ya termina para todos nosotros, volveremos a la vida de siempre pensando en que el año que viene, si lo pasaremos en el campo, playa, abuelos, todo es bueno mientras podamos contarlo, pero seguiremos soñando que eso no cuesta dinero, y es muy bonito.

 

                      Como dice el abuelo, es tiempo de descansar

                   ya llegara el Otoño y los codos tenéis que hincar

                  para que cuando llegue el verano lo podáis disfrutar

 

DIVI

 

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