El Barquito de Papel.

El Barquito de Papel.

Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar en la mar
Que es el morir.

Erase un barquito pequeñito.
De papel.
Él  no había leído nunca a nuestros clásicos. No conocía los citados versos de Jorge Manrique. Pero él, tenía una ilusión muy grande. Sólo una. Viajar, conocer mundos…Pero era tan pequeño…
Cada día pasaba horas y horas contemplando el nacimiento de un río. Era bellísimo. Sus aguas claras, le invitaban a participar en su carrera. No sabía por dónde iría su curso, cómo serían sus riberas, qué pueblos o villas recorrería… pero su ilusión era conocer todo lo que el río ya conocía desde muchos años antes. Cada día se preguntaba: ¿Qué hago?, y las dudas y el miedo le invadían. Hasta que un día le preguntó al río:- ¿Cómo te llamas.. y a dónde vas?. Y el río, con su voz cantarina le dijo: -Me llamo NAJERILLA y voy a llevar mis aguas al Ebro. Sin pensarlo más le dijo: - ¿Me dejas ir contigo? Y ante el sí del río, nuestro pequeño barco de papel dio un salto y empezó su andadura.

Estaban en Neila, en la vertiente norte de los Picos de Urbión, en la cabecera opuesta del río Duero.

El barquito no cabía en sí de contento, pero quería saber. Y preguntaba a los pájaros, a las flores, a los peces… Estos le contaban la historia del río, y él canturreaba y contaba también su vida. Cómo, de ser un pequeño barco de papel, estaba viviendo su gran aventura.

Un jabalí, al verlo pasar, le advirtió de los peligros que corría. Pero él reía y cantaba, cantaba y reía.

Ya estás en La Rioja, le dijo una mariposa que revoloteaba por Villavelayo; y ahora pasarás por Mansilla de la Sierra. ¡Que bonitos paisajes, que árboles tan lindos!, pensó el barquito. Pero, ¿por qué hay aquí tanta agua embalsada? Y una abubilla le explicó que sumergido en el agua había un pueblo (no ves la torre de una iglesia?). Y él, con sus grandes y asombrados ojos, dijo que sí, pero ¿por qué?. La abubilla le explicó que para suministrar de agua potable y de riego al valle habían construido un pantano. Y el barquito seguía navegando, riendo y cantando y hablando con unos saltarines peces que dijeron llamarse truchas.

El río seguía su curso y el barquito contemplaba todo con el interés y cariño del primer día. ¿Y este pueblo tan bonito, partido en dos por un puente tan bello? Un jilguero le dijo: Es Anguiano. Aquí, le explicó, el día de la fiesta, los mozos del pueblo lo festejan subidos en unos zancos. Se visten con unas ropas de colores muy amplias y después de bailar ante su Virgen, bajan saltando por la calle más peligrosa del pueblo.

Y el agua corría. Y el barquito cantaba . Pasaron Bobadilla, Baños de Río Tobía y…!Que sorpresa!. Entraron en NAJERA. Que grande, que hermosa! Después de regar tantas huertas, ahora se hallaban rodeados de choperas, ¡y el pueblo parecía tan bonito….! Si que lo es, le decían las cigüeñas. Además tuvo una importancia muy grande en la HISTORIA. Pero el río no se paró para que la conociera. Siguió bajando, bajando, llevando sobre sus cristalinas aguas al barquito aquél que quiso hacer una bella travesía, y siguiendo la corriente pasaron por Hormilleja. Después de regar sus viñedos dulcemente, pero sin embargo bravo, se acercó a la margen derecha, junto a Torremontalvo y, altivo y señorial, se fue a perder en el EBRO.

El barco, entonces, al ver un cauce tan grande, dejó de reir, recordó los versos de Jorge Manrique y, temiendo que el Ebro llevara sus caudalosas aguas al mar, volvió la vista atrás y….   LLORO

Por Jacinta Royo Rubio.

Nájera en red