En el siglo IX se creó el llamado Camino Francés. Los peregrinos salían de Roncesvalles, movidos por su fé, hacia Santiago de Compostela, con el fin de adorar al Santo. Eran tiempos muy duros y el camino resultaba extremadamente peligroso.
Aunque de vez en cuando se encontraban con albergues, refugios, hospitales, sitios donde descansar, los peregrinos llegaban a Santiago extenuados, pero alegres de haber podido cumplir su ofrenda. Su único afán, cuando empezaron el Camino, era, como dijimos, llegar a Santiago y poder adorar al Santo.
Incluye, desde que se creó, en su recorrido, una parada, digamos que obligada, en Nájera, lugar siempre ponderado por el buen acogimiento a cuantas personas nos visitan y que queda patente en las notas que los peregrinos dejan en el libro del visitante del Albergue.
Hoy nuestro Camino Francés, es recorrido por multitud de personas de todas nacionalidades (españoles, franceses, alemanes, chinos…), que los vemos llegar a Nájera, bien a pié, (la mayoría), en bicicleta, en caballo e incluso los hemos visto venir en camello. Pero su estampa, ahora, no es la del peregrino que veíamos hace muchos años. Estos de ahora van bien vestidos, bien calzados, bien equipados. No se parecen mucho a los que veíamos en nuestra niñez. Y nos preguntamos: A estos de ahora les mueve la misma fé que a los de antaño?. Quizá a alguno si, pero creemos que también les influye hacer un recorrido, precioso, por el norte de nuestra España, fijarse una meta a llegar, una forma de conocer caminos y gente…
Ahora bien. Nosotros, con todos los que hemos hablado y han hecho el Camino, solo encontramos en ellos un gran entusiasmo. Como si en él hubieran hallado algo mágico, algo que no se puede explicar con palabras. Y es que en el Camino de Santiago existe una especie de magia que hace que el peregrino se inunde de ella. SI! La magia existe.
Hoy, nuestros visitantes, al llegar a tierras najerinas, lo primero que ven, en una caseta de una huerta, es un letrero que dice:
Peregrino
En Nájera.
NAJERINO.
Es nuestra forma de ser. Saber acoger al forastero.
Entran por el Barrio de San Fernando, llamado así conmemorando la proclamación de éste como Rey de Castilla. Cruzan de la margen derecha del río Najerilla a la margen izquierda por un puente de piedra, que según cuentan, lo construyó San Juan de Ortega, alumno de Santo Domingo de la Calzada, patrón, hoy, de los Ingenieros de Caminos. Estos dos santos se dedicaban a la construcción de puentes. En una orilla del puente mencionado había una ermita dedicada a San Juan de Ortega, hoy ya desaparecida. Las reliquias del Santo son guardadas en la Parroquia de la Santa Cruz, junto a las de otros mártires, como San Ciro, San Antígono, San Prudencio…
Ya en la margen izquierda del río Najerilla, llegan al nuevo albergue alrededor de la hora de comer. Suelen pasar la noche y al día siguiente los ves alejarse, alegres, llueva, nieve o haga sol. La expresión de sus caras confirman la excelencia del Camino.
Para que esta aventura de 800 km. Resulte gratificante, antes de ponerte en camino viene muy bien buscar información y conocer básicamente la historia del camino y prepararse físicamente.
Tener contactos con oficinas de información al peregrino.
La peregrinación a pie a Santiago dejando a un lado el incremento cultural constituye todo un reto físico y mental que debemos preparar a conciencia.
Las comodidades en el viaje, son pocas y el cansancio puede ser importante.
Procura hacer un plan de etapas. Lo normal es recorrer de 25 a 30 km. cada día. Puedes programar algún día de descanso. Lo mejor es realizar etapas cortas de 10 km., así podrás descansar sin perder el ritmo y sin dejar de avanzar.
Comunica a tu familia el recorrido que haces y en caso de urgencia te localicen rápidamente
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