RUBI O ESPINOLA

Época aciaga y oscura, la de las guerras fratricidas entre los reyes de Castilla, Pedro I el Cruel y su hermanastro Enrique II de Trastámara, ambos hijos de Alfonso XI, tuvo el primero con María de Portugal y el segundo con Leonor de Guzmán, que después de escaramuzas y guerrillas por conseguir el reino de Castilla, tuvieron su principal contienda en la Batalla de Nájera el día 3 de abril de 1367, donde sufrió la derrota Enrique.

Antes desearía hacer una pequeña exposición de estos dos contendientes:

Pedro I el Cruel, llamado así por la crueldad empleada con sus nobles y hermanos a los que mandó matar y por su afán y ambición en apropiarse de bienes ajenos, heredero por derecho de Castilla.

Enrique II de Trastámara o de Las Mercedes, que como su nombre dice, todo lo contrario de su hermanastro, que apoyado por nobles y por el bien del pueblo, aspira al reino de Castilla por el  comportamiento de su hermano.

Pedro I solicita la ayuda de Inglaterra que manda al Duque de Gales el Príncipe Negro, llamado así por su armadura de color negro, al mando de un ejército de soldados mercenarios experimentados en la Guerra de los Cien Años, entre los cuales había un gran número de arqueros, pieza clave en la Batalla de Nájera. Para lo cual en Libourne anticipa el pago en oro, joyas y monedas para sufragar los gastos de estos mercenarios, además de las promesas de tierras y señoríos. También le apoyaban navarros y mallorquines.

Enrique II busca el apoyo de Francia que manda a Beltrán de Duglesquín quien comanda las Compañías Blancas, ayudado también por los bretones y aragoneses.

Las tropas de Pedro se aproximaban por Logroño, acampando en Navarrete y las de Enrique desde Burgos por Bañares acampando en Nájera, pero impaciente a la vez que confiado en la superioridad del número de soldados, Enrique en contra de los consejos de Duglesquín, pasa el río Najerilla situándose en San Antón, desde donde avistó las tropas de Pedro que venían de Navarrete, efectuándose la contienda de ambas partes sobre los términos de Ventosa y de Sotés, donde tomando posiciones los arqueros ingleses, diezmaron las tropas de Enrique con andanadas de flechas. En la huída de los vencidos y perseguidos por los vencedores encontraron el obstáculo del río Najerilla, muy crecido entonces, donde se ahogaron unos 2000 soldados y un gran número de caballos, lo que obligó a Enrique a huir por Soria y Aragón a Francia.

 Después de la Batalla de Nájera, El Príncipe Negro le reclamó a Pedro I mas pagos por los servicios de sus tropas, pero Pedro se había quedado sin medios económicos después del anticipo en Libourne y por otra parte no tenía intención de entregar las tierras y señoríos prometidos, a mi juicio saqueó la ciudad de Nájera y con ella el Monasterio de Santa Maria La Real apropiándose de las joyas de la Virgen que nobles y reyes del Reino de Navarra durante mas de 200 años habían donado, como era costumbre en aquella época, entre las que se encontraría el famoso rubí que entregó al Príncipe Negro y que actualmente se encuentra en la Corona Imperial de la Reina de Inglaterra.

Don Costantino Garrán cita, que en un tomo del BECERRO que se encuentre en Bilbao, en manos privadas (posiblemente hoy de los herederos de un rico minero y armador Don Luis de Ocharán) se halla detallado el Inventario de la Sacristía en el Siglo XIV el 2 de mayo de la Era 1372 (que es el año de Cristo 1334), también figura la relación de alhajas que arrebató el Rey Don Pedro I de Castilla, y en cuya reclamación, valuada en treinta mil doblas de oro castellana, según diligencia suscrita por personajes ilustres, obispos, jueces, etc., del día 11 de noviembre de la Era 1417 (que es el año de Cristo 1379).

Dicho rubí es de forma irregular, sin tallar, solamente pulido, de 170 quilates, de 34 gramos y de 5,08 centímetros en su diámetro mas ancho, ahora dicen que es una espinola, familia de los rubís pero no autentico, yo prefiero creer lo contrario. Mi fundamento es que la Corona Imperial se creó en 1838 para la coronación de la reina Victoria, rehecha totalmente en 1937 para la coronación de Jorge VI, opino que en esas fechas habría buenos expertos en gemas preciosas y por otra parte sería un contraste “muy curioso” haciendo grupo al lado de un diamante La Estrella de África y un zafiro de San Eduardo, además de auténticos diamantes, esmeraldas y perlas.         

LOS MENLING DE NAJERA

La procedencia inicial del “tríptico” de Hans Memling, es un poco venturosa y desconocida, lo cierto es que las tres pinturas que lo forman pertenecieron al Monasterio de Santa María La Real de Nájera y que hoy se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Amberes (Bélgica).

Dichas pinturas están realizadas sobre tablas, que se componen de un tablero central de 2,10 metros de largo por 1,70 metros de alto con la imagen de Cristo Rey en el centro y 6 ángeles cantores (3 a cada lado) de tamaño natural hasta la rodilla y dos tableros laterales de 2,30 metros de largo por 1,70 metros de alto cada uno, con 10 ángeles músicos (5 en cada uno), los cuales por sus dimensiones, mas que un tríptico es una composición en conjunto formando como si de un retablo se tratara.

Nuestro insigne y culto paisano Doctor Don Constantino Garrán, realizó extensas indagaciones sobre el currículum de dichos cuadros, publicado en el folletón del periódico de La Rioja durante los años 1906 y 1908 en varios artículos y de cuyo compendio de correspondencia mantenida con monjes benedictinos, con autoridades belgas, indagaciones en archivos y Becerros del Monasterio en Madrid y en Bilbao, así como recuerdos de personas de edad avanzada de la localidad, relata todo, haciendo sus deducciones.

También he consultado un libreto “extrait” traducido del francés por M. Elías Tormo, de los trabajos realizados por Èmile Bertaux, maestro de conferencias de la Sorbona en París, editado en 1924 y escrito por Melanges Bertaux.

De estas lecturas se deduce que hay varias versiones del autor de dichas pinturas, bien donde pudo pintarse dicha obra o quien la trajo a Nájera para el Monasterio de Santa María La Real; se baraja que pudo encargarse a instancias de españoles notables de aquella época (1475 a 1485) en que ejercían de Cónsul de la Nación de Vizcaya (Reino de Navarra) que llamaban “los de Nájera” y que pudo ser algún  miembro de la familia Londoño, señores de la Villa de Hormilla. También dicen que pudo visitar el pintor Nájera a instancias de estos personajes o abades del Monasterio y realizarlos “in situ”, que pudo ser Memling o un tal maestro “Luis” (Luis de Lovaina). Que lo pudo traer el Comisario Imperial del Ejército de Lombardía, al servicio del Emperador Carlos V, llamado el “Abad de Nájera”, Clérigo Secular nacido en la Villa de Huércanos de nombre Don Fernando Martínez Marín, sobrino del Abad de Santa María la Real de Nájera Don Pablo Martínez de Uruñuela que tanto figura en los anales de nuestro glorioso Monasterio en tiempos de Isabel la Católica.

Lo que sí está confirmado es que “Jovellanos” D. Gaspar Melchor de Jovellanos, ministro del Rey Carlos IV, en su visita a Nájera y otros monasterios de La Rioja en mayo de 1795 ya descubrió los cuadros “arrinconados” y que eran de la misma mano que otro de la Asunción, que se hallaba en el claustro, otro de San Vidal y San Agrícola mártires y otro de San Prudencio y San Benito y que todos ellos formaron el retablo principal del Monasterio.

Centrándonos en nuestro “tríptico”, cuando fueron expulsados en 1835 los monjes del Monasterio por la desamortización, pasó a ser administrado por la parroquia de la Iglesia de San Jaime, templo ya desaparecido y situada en Santa María La Real, los cuadros fueron separados, quedando los dos laterales tapando la caja del órgano y el central “El Padre Eterno” en el altar de una capilla de la Iglesia de San Miguel. 

En 1880 ó 1881 un anticuario de Madrid don Rafael García o Rafael V. Sánchez, acompañado de don Bonifacio Sáenz de Logroño pretendieron comprarlo al párroco Don Eusebio de Duozorroza, quien se negó a venderlos, éste en 1885 fue trasladado a la parroquia de Santiago de Calahorra y se extingue la parroquia de San Jaime de Nájera (inclusa en el Monasterio), viniendo como Cura Propio y ya único de Nájera a la Iglesia Capilla-Real de Santa Cruz, el Doctor Don Cirilo Palacios de la Prada quedando a su cargo el Monasterio y las parroquias, quien sí procedió a vender dichos cuadros después de la segunda intentona por parte del anticuario antes citado, que dice pagó 3.000.- pesetas (12.000.- reales), pero consultados los libros de Cuentas de Fábrica de la Parroquia de Santa Cruz de Nájera no consta el ingreso, solo una nota al pie de las cuentas del año 1886 que según Constantino Garrán dice lo siguiente: “En este año se compró el terno de terciopelo negro, con galones dorados, que costó 2.600 reales; se puso el fuelle bueno del órgano; se entarimó el coro y se arregló la Sillería de éste, cuyo importe total subió cerca de 6.000 reales; pero como esa suma se sacó de objetos inservibles de la parroquia, no se ha metido en cuenta, y se pone aquí para que conste.- Palacios”.

Como las tres pinturas no estaban juntas se sacó primero el cuadro central de la Iglesia de San Miguel, depositándolo en la Capilla del Baptisterio de La Cruz, días después se sacaron de Santa María La Real los dos laterales dejándolos en el mismo lugar, días mas tarde se les trasladó a la casa donde residía el Cura en Cantones nº 4 y días después, por la noche y tapándolos con mantas se sacaron en un carro y llevados a San Asensio para trasladarlos por ferrocarril a Madrid. En San Asensio mandaron hacer unas jaulas “embalajes” para los cuadros, pero dieron con un carpintero de Nájera que reconoció el cuadro central como de su pueblo y al que le dieron un buen jornal para que guardara silencio.

El anticuario de Madrid vendió los tres cuadros a otro anticuario de París Mr. Ch. Stein que declaró haber pagado 40.000.- francos y que según el de Madrid dijo haber recibido solo 18.000.- francos. En marzo de 1893 el belga Monsieur A.J. Wanters miembro de la Comisión Directiva del Museo Real de Bruselas en la Galería de Ch. Stein ve maravillado dicha obra que le pareció UNA REVELACION e interesándose por ella. En 1894 el Sr. Stein  por mediación de un viajante de cuadros Monseñor Gauchez, los ofrece a la Comisión del Museo citado por 240.000 francos, pero debido a no disponer de esa suma no se llega a acuerdo, entonces los oferta a la Junta del Museo de Amberes quienes aceptan por dicho precio, pagadero en cuatro mensualidades de a 60.000 francos, a costa de vaciar todos sus fondos y de completar con donativos, uno anónimo por 15.000 y otro de 25.000 francos por Madame Beernaert, pintora y hermana del entonces ministro Jefe del Gobierno Belga Mr. Augusto Beernaert y desde entonces ser halla expuesto en el Museo de Bellas Artes de Amberes, cuyo valor hoy en día es incalculable.

 

TRIPTICO "LA PIEDAD" DE BENSON

Si el tríptico de Memling fue mal vendido debido a la probable ignorancia del Cura Párroco de la iglesia de La Cruz, el tríptico de Benson fue tristemente robado de dicha iglesia.

El tríptico del siglo XVI que nos ocupa este escrito, llamado de “La Piedad” y también de “La Lamentación” está realizado al óleo sobre tabla, por el pintor flamenco renacentista Ambrosius Benson (1484-1550), sus dimensiones son de 1,4 metros de alto por un metro de ancho el central y los dos batientes laterales, ambos de 0,50 metros; la pintura del centro representa a Jesucristo descendido de la Cruz a los pies de la Virgen María, detrás de ésta al apóstol San Juan y a los lados María Magdalena y María la madre de Santiago el menor, sujetando a Cristo, José de Arimatea, en los batientes laterales los retratos de dos donantes de rodillas, el varón con San Pedro de pie y la mujer con Santa Ana; en el reverso de estos dos batientes se representa pintado en grisalla la Tentación en el Jardín del Edén, lógicamente con Adán y Eva como protagonistas.

Se supone que esta pintura fue donada en 1675 al Monasterio de Santa María La Real por don Francisco Marín de Rodezno, pero con la desamortización de Mendizábal los frailes benedictinos tuvieron que abandonar dicho monasterio y hacerse cargo el cura párroco de la iglesia de La Cruz, se supone que lo trasladó a dicho templo para el culto y conociendo de su valor por algunas personas entre ellos najerinos, en la Nochebuena del 24 al 25 de diciembre de 1913 y después de la misa del gallo ocasionaron un apagón de la electricidad local y con la ayuda del duplicado de llaves de la iglesia, penetraron en ella y descolgando el tríptico por varias personas, ya que se supone de un peso de mas de 140 kilos, lo introdujeron en un automóvil que tenían a la espera y velozmente se lo llevaron a Francia, para posteriormente trasladarlo a los Estados Unidos de América, donde años después la embajada española denunció que se hallaba.

Las gestiones que se realizaron para su recuperación han resultado todas infructuosas, primero la embajada española en los Estados Unidos dijo que pedían un rescate de 5000 pesetas, que la parroquia estaba dispuesta a aportar, pero volvió a desaparecer hasta los años 1940, en que se supo que fue adquirida por un coleccionista norteamericano y fue pasando de mano en mano por anticuarios y coleccionistas americanos, franceses y hasta banqueros portugueses hasta el año 2008 en que fue subastado por la galería Sotheby`s, que lo vendió a persona anónima por 1,46 millones de euros. En el trascurso de este tiempo, tanto el Gobierno de la Nación como la Comunidad Autónoma de La Rioja han intentado su recuperación e incluso comprarlo, pero parece ser que hay prescripción del delito y ha pasado por tantas manos que hace imposible poder aplicar alguna Ley y por otra parte su elevado precio lo hace inasequible.

Son muchos los personajes de Nájera que han denuncia su robo, por supuesto el cura don Anastasio Torrecilla al descubrir la sustracción, don Constantino Garrán historiador de Nájera, don Luis Royo corresponsal najerino, don Manuel Gil del Rio diputado de Cultura, periódicos como La Rioja y ABC, todo ello infructuoso, por tanto nos tenemos que contentar con tener su fotografía en blanco y negro en la sacristía de la iglesia de La Cruz, hacer campaña Los Amigos de la Historia Najerillense, editar sellos la asociación ACONA y hasta reproducirlo en participaciones de Lotería, así como hacer chascarrillos como aquello de que “Con lo del cuadro y lo del tren, hay muchos en Nájera que lo viven bien”.

BOTICA DE SANTA MARIA LA REAL DE NAJERA

En la antigüedad y sobre todo en la Edad Media, era en los monasterios donde se cultivaba la cultura y eran muchos los que disponían de sus boticas, donde elaboraban sus pócimas y ungüentos para tratar enfermedades. En Nájera los frailes benedictinos a comienzos del Siglo XVIII se cree que disponían de botica dentro del propio Monasterio de Santa María La Real; en el año 1785 cuando se construyó la casa Abacial junto a éste y separados por una calle pero comunicados por un pasaje elevado, en sus bajos instalan la nueva botica.

El 18 de mayo de 1795 Don Melchor Gaspar de Jovellanos visita Nájera, para confeccionar sus escritos sobre arte “Descripción de la Rioja”, le enseñan la botica registrando éste cerca de 400 piezas ornamentadas con las armas de la Abadía, en las que se aprecia el jarrón con las azucenas, diciendo éste que las piezas de cerámica blanca, por cierto no muy fina, pertenecen al alfar de cerámica Águeda o Agreda de Haro, de donde el venía de visitar días antes.

Con la desamortización, los monjes fueron expulsados del Monasterio, pero quedando dicha botica al cargo del fraile Fray Benito Gil, de Santo Domingo de Silos (Burgos) como boticario civil, quien traslada ésta a una casa en la calle San Marcial, y una vez que este fallece, la hereda su sobrino boticario seglar Don Lino Gil, que tras su muerte hereda su hija Doña Benita, casada con el boticario Don Vicente Mínguez, quienes venden en noviembre de 1921 toda la farmacia incluido estanterías, mobiliario y extensa bibliografía de tratados de farmacia a un boticario catalán, y que antes ya se había interesado por ella, Don Joaquín Cusí Furtunet, quien la instala en Masnou a 15 kilómetros de Barcelona, donde tenía sus laboratorios y que hoy se llaman ALCON-CUSI.

En los bajos de la casa del Abad (hoy museo) donde la botica se encontraba tiene unas pinturas decorativas de gran belleza, (para conocer más sobre éstas, emplazo al lector a que consulte el apartado Nájera del Museo Najerillense en esta página web).

Dicen algunos, que en el año 1996 con motivo de celebrarse el Congreso Anual de Ceramología, ofrecieron los laboratorios Cusí que la botica regresara a su lugar de origen, pero por motivos que desconozco no se llegó a ningún acuerdo, ¡y claro está! esto no es cierto, porque no hubo ningún ofrecimiento, ya que si las herederas de Don Joaquín Cusí hicieron donación de esta botica al Colegio de Farmacéuticos de Cataluña, fue con el compromiso de que no saliera de Masnou. En el año 2005 con motivo de la Rioja Tierra Abierta en Nájera se expusieron algunas representaciones fotográficas de la botica y piezas, que como ya hemos dicho se encuentran en Masnou (Barcelona). Este año 2015 el Ayuntamiento ha presupuestado una partida de 120.000 euros para la reinstalación de una réplica o copia de la antigua botica. A ver si es cierto y cumple el Ayuntamiento con su compromiso.

BECERRO DE SANTA MARIA LA REAL DE NAJERA

Cartulario

El significado que damos de Becerro en este escrito es de los volúmenes o libros en que se transcribían los privilegios, escrituras y pertenencias de las iglesias y monasterios. Se llama así por estar estos libros forrados con la piel de un vacuno de dos años, es decir de un becerro.

En el Monasterio de Sta. Mª La Real de Nájera, parece ser que paralelamente se escribían dos Becerros, uno que se encuentra en la Academia de la Historia de Madrid y el otro en paradero desconocido.

Con la exclaustración en el año 1835, uno de ellos junto con otros libros y documentos pasa a ser depositado en la Diputación de Logroño y posteriormente mandado al Archivo Histórico Nacional de Madrid. El que nos ocupa por estar hoy desaparecido, lo custodia el monje benedictino exclaustrado Don Domingo de Silos Gete, que a su muerte pasa a su sobrino farmacéutico de Nájera Don Lino Gil, quien éste o su viuda Doña Isabel García venden en cuatro mil reales a Don Julio Amén, andaluz que compraba libros viejos en sociedad o acompañado de Don Antonio Alonso, vecino de Logroño.

Posteriormente este Becerro es revendido por Don Julio Amén a un librero judío de Bayona (Francia) llamado Aarón Salcedo.

Mas tarde vuelve a España, comprado por Don Luis Ocharán, rico minero de Bilbao, quien en esa época tiene una villa en Castro Urdiales (Santander). En poder de éste es cuando Don Constantino Garrán por mediación del farmacéutico de Castro Don Eloy Gutiérrez, su amigo y paisano, que averigua el paradero del Becerro y lo pone en contacto para hacer un estudio de los libros, con el fin de tratar de conocer la procedencia del tríptico de Mengling; estudio que fue financiado por el Ministerio de Bellas Artes de Bruselas por 800 francos que manda M. Eugene Decker. Don Constantino Garrán llega a Bilbao el 25 de mayo de 1906 que permanece estudiando los cuatro volúmenes del Becerro en las oficinas de Don Luis Ocharán hasta el 18 de julio de 1906, en este intermedio, el 4 de junio cobra el cheque por 800 francos en la casa de los Señores Chavarri de Bilbao, resultando infructuosa la procedencia de los Mengling, pero si hace constancia de la composición de los cuatro volúmenes que dice tienen un tamaño de 44x31 centímetros, conteniendo solo el 2º volumen la portada y de los otros tres sus portadas arrancadas violentamente, el contenido de estos, en el primer volumen es de 197 documentos transcritos, siendo fechado el primero en el año 923, en el segundo volumen 83 documentos, en el tercer volumen 99 documentos y en el cuarto volumen 117 documentos transcritos, siendo el último del año 1519, todos ellos están encuadernados en tablas forradas de vitela; descripción mas detallada que el 25 de octubre de 1906 manda D. Constantino Garrán desde Burgos a Madrid al Archivo Histórico Nacional.

Libro Becerro

 

Estos cuatro volúmenes del Becerro del Monasterio de Sta. Mª La Real de Nájera en propiedad del rico minero de Bilbao D. Luis de Ocharán, desgraciadamente fueron sustraídos de su casa de Castro Urdiales (Santander) a principios de verano del año 1937 en plena guerra civil de España, por lo que hasta ahora se encuentran en paradero desconocido.         

Nájera en red