La leyenda dice que un bandido llamado Nuño se disponía a asaltar a un labrador piadoso, que antes de iniciar las labores de labranza, se postró de rodillas para rezar, impresionado el bandolero se arrepintió y decidió cambiar de vida y convirtiéndose en ermitaño hizo penitencia que le dio tal fama que un clérigo llamado Domingo se le unió. Domingo recibió una revelación Divina, que ascendiendo por el valle buscaran una imagen de María con el Niño en un roble que tenía una colmena de abejas y al pie de sus raíces salía un manantial. Obedeciendo los dos penitentes la buscaron y como se les anunció, la encontraron y tras dar gracias la veneraron formando en su entorno el cenobio de la Virgen y sus alojamientos.

Probablemente en tiempos de la invasión árabe, la imagen de estilo visigótica-bizantina fue ocultada en aquellos lugares por gente piadosa para que no fuera destruida por los invasores y cuando se perfilaba la Reconquista algunos ermitaños la veneraban en su escondrijo; alcanzando una gran devoción, donativos y ayudas procedieron a construir el monasterio sobre el siglo IX o X, que se convirtió en una orden monacal.

Lo cierto es que en el siglo XI ya es nombrado en diferentes escritos de donaciones hechas por Sancho el de Peñalén, Rey de Nájera, y hoy en día es un monasterio benedictino que tras varias reformas a lo largo de su historia se ha constituido en un exponente para La Rioja, situado a 12 kilómetros de Anguiano a cuyo Ayuntamiento pertenece y a 5 kilómetros de la carretera C-113 de San Asensio a Lerma en una bifurcación a la derecha en plena naturaleza y en la ladera del monte Mori y Nevera, desde donde se domina la vista del valle del río Valvanera y montes de los Pancrudos.

Ha alcanzado tal fama y devoción, que desde el 23 de octubre de 1965 es patrona oficial de La Rioja y desde antiguo sus pueblos, efectúan a lo largo del año romerías, pasando un día divertido de convivencia oyendo misa, comiendo en un salón junto al bar disponible para los romeros. En el mes de mayo se efectúa desde Logroño la llamada Valvanerada, que es una marcha a pie durante una tarde y una noche culminando su llegada en el monasterio y que por el trayecto todos los pueblos se vuelcan en prestar ayuda a los caminantes.

Dicho monasterio cuenta con iglesia, camarín de la Virgen al que se ha adaptado un ascensor para accesibilidad a personas con movilidad reducida, alojamiento de los monjes, restaurante y hospedería antigua y actualmente en construcción, un edificio nuevo para igual fin, bar, tienda de venta de recuerdos, miel y licor de Valvanera, servicios a la entrada bajo la explanada del aparcamiento, dos fuentes de agua potable una a continuación de los edificios y otra bajo la muralla en las huertas formadas en terrazas.

La máxima de San Benito “Ora et labora”, se cumple a la perfección en este monasterio, pues sus monjes a cargo de su actual padre prior D. Jesús Martínez de Toda, natural de Badarán, además de sus oficios religiosos se dedican al cultivo de hortalizas, elaboración del licor Valvanera, recolección y elaboración de miel y con ayuda de personas externas a la hospedería y restauración al servicio de devotos, peregrinos y amantes de la naturaleza que deseen hacer uso de dichos servicios.